L'aperitiu

Año 1978
Género Performance
Obra L’aperitiu
Presentación Aeropuerto de Barcelona
Premio Serra d’Or. Mejor ejemplo de teatro experimental

El incurable bichito del juego empezaba a acariciarnos desde las entrañas. Cayó entonces en nuestras manos un texto providencial y que quiero recomendar a quien se quiera encaminar en la vía sagrada del actor. Es la obra de Heinrich Von Kleist sobre el movimiento de las marionetas.

Con esta obra y el soporte del ensayo de Kleist ya citado, empezamos a descubrir la relación del actor con la esencia de sus verbos de acción: «camino hacia una mesa», el personaje con su vestuario y su maquillaje, y las prótesis de unos ojos fijos que miran al infinito catapultando el actor hacia el arquetipo, hacia también un estado de máscara. Ya nos dimos cuenta de que el dirigirse a la mesa frente a la cual nos íbamos a sentar era una acción en si misma con sus múltiples cromatismos de sutiles cambios a medida que nos acercábamos hacia el destino de aquel viaje – la vida cotidiana que nos transporta al mito, a lo objetivo.

Al llegar a las inmediaciones de la mesa y rodeando la silla por la izquierda, nos colocábamos de pie entre la mesa y la silla, lugar de transición y desde el cual íbamos a tomar posición en el trono mental de aquel que ocupa por derecho de consumidor – participante – en un rito social contemporáneo y al mismo tiempo profundamente mediterráneo, el rito del aperitivo

Los dos cuerpos movidos por el intangible marionetista se flexionaban por las rodillas para en un último sutil abandono convertirnos en amos de aquella mesa, es decir en clientes. Un pequeño balanceo sintonizaba la emanación de aquella transformación. Ahí nacía un nuevo lenguaje. Ahí nacían las bases del teatro del Actor Sagrado.

Este trabajo que había creado huyendo del escenario queríamos enseñarlo al público, ya que siguiendo una pauta fundamental, estábamos en estado de presentación, sabiendo que nuestra experiencia personal y subjetiva estaba totalmente surrendering [entregándose, rindiéndose] al arquetipo, ya que desaparecíamos como sujeto y habitábamos una nueva existencia. Y nos fundíamos en ella maitrisant [dominando] eso sí, el lenguaje para ofrecerlo a la experiencia de aquel que mira.

Esto es lo que yo entendería como «teatro telúrico». Es decir, entidad de la tierra habitando infinitamente su propio presente entregado milímetro a milímetro al infinitamente cambia de presente. La fuerza en su presencia de un árbol, una roca, un animal o cualquiera de las manifestaciones de la existencia. Cuando el ser humano siente el pertenecer también y desde el mismo estado a todas ellas (las manifestaciones del ser). Éste es para mí el cuerpo (más tarde hablaremos de la voz) de este teatro.

Todas mis acciones son puras y objetivas. Él ha adquirido ya como supremo maestro de sí mismo, el supremo distanciamiento. Sin esta entrega, es imposible. Mejor, dejarlo correr y dedicarse sencillamente a representar, en el teatro o en la vida, que para el caso tienen mucho en común, me refiero a la vida que uno vive recorriendo incesantemente los caprichosos pasillos del laberinto de las relaciones humanas. No digo que esto no tenga interés pero sí que os digo que es otra cosa.

Muy bien, ya teníamos unos personajes, unos referentes escénicos y una historia que contar. Pero no queríamos que fuese dentro de los cánones de representación de una obra teatral. Si presentábamos L’APERITIU en un escenario, nadie lo entendería, ni lo haría suyo. Para ser coherentes, el lugar escogido tenía que ser igualmente nuevo como lo era la propuesta de comunicación. ¿A qué se parecían esos muñecos humanos movidos por hipotéticos hilos muy bien trajeados? Si los dejábamos en movimiento estático, bastaría con instalar la mesa y las sillas en el escaparate de una tienda de ropa.

Al mes de desembre dEn diciembre de ese año, pues, nos instalamos en el escaparate de una tienda de confección en la plaza Mayor de Vic. El rito cotidiano de L’APERITIU duraba en nuestra presentación unos 50 minutos. En el escaparate, el ritmo de las acciones no tenía que ajustarse a las expectativas de un espectador de patio de butacas. ¡Qué bien! Después de haber abandonado el teatro, podía sentirme libre y jugar sin corsés de lectura.

Un elemento muy singular de esta obra era el juego de emanaciones electromagnéticas del cerebro a través de la presencia. Es decir, el actor, el que actúa, capta el código energético de un maniquí y lo reproduce emanando desde todo su cuerpo. El resultado combinado con el balanceo de los miembros después de haber realizado un gesto era de verdad sorprendente. Habíamos conseguido un efecto real de magia escénica. Los maniquís tomaban cuerpo y alma ofrecidos por el oficiante, actor o actriz, teatro de arquetipos en este caso, las icónicas «imágenes» a las cuales aspiraban los transeúntes a quienes les gustaría transformarse en ellas y vestirse con sus ropas.

Recuerdo con especial cariño una presentación de L’APERITIU que hicimos por sugerimiento del poeta Joan Brossa al pie del faro de Barcelona. El público llegaba en golondrina, desembarcaban, contemplaban el ritual oficiado por aquellos muñecos cósmicos y regresaban de nuevo en la golondrina para seguir un fabuloso itinerario del cual formábamos parte. Lo que se decía «La nit d’en Brossa».

FICHA ARTÍSTICA

Creación y dirección Albert Vidal
Creación musical Carles Santos
Actores él-Albert Vidal
ella- Marisa Madrona
camarero Toni Jodar
Iluminador Albert Purgimon
Pianista Carles Santos
Vestuario Miquel Faura, Rosa Español
Elementos de decoración Enric Pladevall
Fotógrafo Leopold Samsó

DOCUMENT. LA CLAU DEL TEATRE

No puc pas explicar les figures. Estalviem llumins,abans que no s’espatlli la xemeneia.Una muntanya no és una barraca.L’any passat Alber Vidal va decidir de dormir sense matalàs;aquest any ha decidit de dormir a cel obert. Un barri esdevé un port. El seu puntimirat espectacle, d’una valentia i d’una rigor insòlites a casa nostra, pinta focs que recorden els vells cultes i ensorra els fogons per on han desfilat tantes famílies de comediants. No hi veureu cap baldaquí, només un clot recorda el geni de la terra, i el moviment té un niu d’ous, on no arriba la serp.

Ni llençant sal a la pols ni amb el seient encarat a la paret no sentireu mai l’anunci de les visites. L’APERITIU posa l’escombra dreta i dóna interpretacions diverses a les parets on arriba el mar;enfonsa els fums dels còmics i , espectacle mercurial, acara puntes de ganivet.Des dels vells clots del teatre, xemeneia amunt, predomina la convicció que, si plantem un llorer, s’ha de morir abans d’un any, perquè els ferros no són cames.

Aquest espectacle, primfilat, únic en la nostra dramatúrgia, on abunda la pedanteria, el mimetisme i el desconeixement de les pròpies possibilitats, un encara a punta de sol l’acabament de l’obra i pren la mida de l’ombra de l’espectador.Perquè, aquí, l’or no fa d’amulet. De vegades els personatges pinten dos ulls al capdamunt dels arbres i, maniquins, porten al límit la força expressiva de la immobilitat; altres vegades aguanten una pedra amb la punta del peu mentre el pianista els passa la farina enlaire.

A L’APERITIU, Albert Vidal fa que una ombra digui a l’altra: Alto! La retòrica és la puta de l’art.

JOAN BROSSA


CRÍTIQUES

A marvellous presentation in the «Casino Théàtre». The Albert Vidal company gives a fascinating demonstration which takes one’s breath away and even stops one from coughing… Where nothing is uttered… everything is said, wonderfully.

LA SUISSE, Genève. Georgee Gros

Un espectacle realment insòlit. L’Aperitiu és un d’aqeulls rars espectacles que situen el teatre a l’altura del nostre temps.

MUNDO DIARIO, Barcelona. Josep Maria Loperena

Prou valia la pena de desafiar el fred per arribar ja de nit, a bord d’una barca, al final de l’escullera, on ens esperaven els quatre intèrprets de L`Aperitiu. Feia poc més de mitja hora que hi eren, inmòbils i concentrats. Albert Vidal i la seva companyia van deixar bocabadats tots els presents amb la perfecció i la professionalitat del seu treball.

LA VANGUARDIA; Barcelona. Lluís Permanyer

A superb work on gesture is manifestation of the being. A presentation at once disquieting and fascinating.

JOURNAL DE GENÈVE. Marie Danielle Brunet

Hypertheatral, the language of Vidal uses nothing bit the actor and the intensity of his gesture. The members of his group work admirably. The presence of the pianist and composer Carles Santos manages to transpose the usual into the unusual at the same time giving everything its coherence and density.

TRIBUNE DE GENÈVE. Jean Jacques Roth