Año | 2025 |
Género | Teatro |
Obra | INFERNO |
Estreno | La Fira de Tárrega |
Este estreno de rapsodia telúrica es el resultado de un proceso de estilización que se ha ido materializando en diferentes espacios escénicos no convencionales, tales como el subsuelo del Institut del Teatre de Barcelona, la segunda planta sótano de un amplio aparcamiento en la ciudad de Vic y, por último, el cementerio de la población de Torelló, en el marco del festival Festus.
En la Fira de Tàrrega 2025, se presentaron los Cantos I, II y III como una iniciación al viaje al infierno, y por primera vez en su versión de escenario.
La recitación del rapsoda, en lengua toscana, se acompaña de frases orientativas que guían el hilo argumental de la obra. En lugar de una traducción literal, se ha optado por condensar los más de 130 versos de cada canto en una veintena de frases proyectadas durante la representación, facilitando así la comprensión del espectador sin alterar la musicalidad y ritmo original del texto.
En cuanto al lenguaje escénico, se ha respetado minuciosamente la puntuación del texto dantesco. No obstante, en este estreno, Albert incorpora, además de los ya conocidos cantos telúricos, una nueva modalidad que denomina cantos monofrecuenciales, junto con un innovador concepto de plástica corporal: la gestualidad acrónica.
Esta gestualidad atemporal busca expresar el contenido anagógico —es decir, espiritual y simbólico— de los versos del Inferno de Dante. La propuesta convoca al público a participar en la formación de un coro espontáneo y creativo, una manifestación de inteligencia sónica colectiva que transforma la función en una experiencia compartida y sensorial.
Todo ello es fruto de las investigaciones del Laboratorio de Arte Telúrico, creado por Albert en la década de los noventa, dedicado a explorar las relaciones entre cuerpo, sonido, espacio y energía.

FICHA ARTÍSTICA
AUTOR Dante Alighieri
DIRECTOR Y ACTOR Albert Vidal
EL SOUEÑO DE DANTE Joan Bosch Rial
MÚSICO Ricard Vallina
MÚSICA Y COREOGRAFÍA Albert Vidal
DISEÑO E ILUMINACIÓN Pep Barcons
ESPACIO SONORO Denys Sanz
VESTUARIO Oghi Ochir
VIDEO EN 3D Jordi Pérez
CÁMARA Noé Vidal
PRODUCCIÓN Cristina Vilaró
CRÍTICAS
VIAJE ÍNTIMA Y MAGISTRAL AL INFIERNO DE DANTE
Albert Vidal estrena en FiraTàrrega un espectáculo inclasificable, hipnótico y mágico.

Albert Vidal, en pleno viaje al Infierno de Dante. Fotografa Nuria Boleda / FIRATÀRREGA
Y gritamos cómo lo harán los pecadores en el infierno. Estimulados por un Albert Vidal transfigurado en Dante, y tras un aplauso sincero y entusiasta, los espectadores nos entregamos a un ejercicio de inteligencia colectiva en un canto –modulado por el maestro– que acababa con un grito liberador y excitado que incluso lo tumbaba en el suelo. Fue un colofón fantástico en el viaje por los tres primeros cantos del‘Infierno de Dante Alighieri, conducidos por un rapsoda soberbio poseído por la palabra del escritor toscano.
Se trata de una propuesta que se estrenó el viernes en una FiraTàrrega que mira hacia el futuro como mercado internacional de las artes escénicas que es. Inferno es una propuesta tan inclasificable como el resto de las que, a lo largo de los años, ya hace casi cincuenta –lo descubrimos con la performance El aperitivo—, ha parido el gran maestro de la voz y el movimiento. Discípulo de Jacques Lecoq, de Dario Fo y de Kazuo Ohno, e investigador en las montañas de la India y las estepas de Mongolia, Albert Vidal, que lleva cinco años penetrando en el universo de Dante, convierte el viaje del poeta en una coreografía hipnótica, subrayada por la tremenda expresividad de la palabra en un rostro que explora el miedo del poeta y se dolore primeros de la obra en la lengua original del poeta, el toscano. Cuando el poema entra en el limbo de todos los que han sido incapaces de reaccionar ante el mal, pensamos en Gaza y en tantos políticos actuales. Un sobretitulado indicativo nos guía todo el rato, pero lo más inexplicable es la magia del rapsoda, con un vestuario tan elegante como infernal –a cargo de Oghi Ochir– y el atmosférico diseño de luces de Pep Bracons que nos atrapa y nos guía durante el viaje.
ARA. SANTI FONDEVILA. 14/09/2025
Uno de los estrenos más esperados fue el que protagonizó Albert Vidal el viernes por la noche, en la plaza de los Comediantes.
El veterano actor ofreció los tres primeros cantos de la Divina Comedia, aquellos en los que Dante y Virgilio emprenden el camino hacia el inframundo.
Bajo el título Inferno, Vidal no se limita a recitar los versos de Dante Alighieri, sino que los interpreta desdoblándose en los distintos personajes. Y todo ello en italiano, en su versión original pura y dura, con la proyección de breves textos que resumen la acción, nada más.
Vidal desborda vitalidad y ofrece un espectáculo mayúsculo.
Traducción realizada mediante inteligencia artificial (ChatGPT)
LA VANGUARDIA. MAGÍ CAMPS.13/09/2025

ALBERT VIDAL, CON MÁS DE 50 AÑOS DE CARRERA ARTÍSTICA, DEMUESTRA UNA CONSISTÉNCIA ADMIRABLE A ´INFERNO´
Este año ha sido Albert Vidal (con una carrera que se remonta a los años setenta) quien ha desplegado su habilidad de orador con unas gesticulaciones casi expresionistas a partir de los tres primeros cantos del Inferno de Dante.
Vidal es una bestia escénica que ha sentido la necesidad moral de expresarse nuevamente en los escenarios como un compromiso con la humanidad, desde una creencia extrema. Por ello, invita a entonar un canto telúrico como acción de inteligencia colectiva, tras los calurosos aplausos.
Traducción realizada mediante inteligencia artificial (ChatGPT)
PUNT D’AVUI. JORDI BORDES CASTELLS.14/09/2025

ALBERT VIDAL A LAS PUERTAS DEL INFERNO
«Nel mezzo del cammin di nostra vita / mi ritrovai per una selva oscura / ché la diritta via era smarrita»
“Albert Vidal, la catábasis, con su Inferno”.
UNA RAPSODIA TOSCANA
Su Inferno es una rapsodia telúrica, dentro de la línea de investigación ininterrumpida que ha venido realizando desde los años noventa, cuando fundó o patentó el Laboratorio de Arte Telúrico, desde donde continúa investigando y creando alrededor del mundo. El rapsoda recita los tres primeros cantos de la Divina Comedia de Dante Alighieri en la lengua toscana original del siglo XIV —Vidal domina el italiano: trabajó como actor estable de la Compañía de Dario Fo en Milán—. Solo, en medio del espacio desnudo, se abre paso en la escena con una voz poderosa y un gesto firmemente expresivo.
Interpretando todos los papeles de la auca: Dante, Virgilio, Beatriz. Los sobretítulos no cumplen la función de traducir el texto dicho por el actor, sino que proporcionan sinopsis de los cantos y situaciones, para que podamos disfrutar del trabajo corporal y vocal.
El primer canto, que funciona como prólogo a la obra de Dante, nos sitúa al poeta perdido en una “selva selvaggia e aspra e forte”, símbolo de ofuscación espiritual, crisis personal y pérdida del rumbo moral. Vestido con los rayos del planeta, se dispone a ascender por una montaña, pero tres fieras —una pantera de piel jaspeada, un león hambriento y una loba magra, correspondientes a los vicios de la incontinencia, las ansias de poder y la envidia— lo precipitan hacia atrás, colina abajo. Caído de nuevo en la selva, se le aparece la sombra de Virgilio:
“Non omo, omo già fui”,
quien se presenta como un hijo de Lombardía —término anacrónico—. El poeta había cantado las gestas de Eneas, el fundador de Roma, capital del mundo y sede apostólica —se enlaza, por sincretismo, la ciudad pagana de los “dèi falsi e bugiardi” con la del manto papal— y guiará a Dante a través del Infierno. El rapsoda se prepara para revivir la experiencia. En Tárrega, el viento mueve las cortinas del teatro de La Paraula.
En el segundo canto, prefacio del poema infernal, Dante se siente indigno de descender al inframundo, y por ello invoca a las musas y otros númenes. Virgilio —“anima cortese mantoana”— le explica que ha venido a salvarlo porque Beatriz,
“beata e bella” —escandea Vidal—
le pidió que lo ayudara; sobre ella, criatura divina —“fatta da Dio”—, no tienen efecto las llamas del incendio
Eneas y San Pablo, entre otros, pudieron visitar en vida el reino de los infiernos. También el viaje de Dante, que cristianiza el legado clásico con su relato ultraterreno, responde a un designio providencial.

DEL PREINFERNO AL AHORA Y AQUÍ
En el tercer canto, Dante y Virgilio se encuentran ante la puerta del Infierno. El rapsoda pronuncia las famosas palabras que están inscritas en la puerta.
El actor reacciona con todo el cuerpo —afectado por los haces de luz como fuerzas maléficas— ante los gritos no articulados, falsos croares, suspiros y lamentos que, sin resultar estridentes ni invasivos, crean un efecto atmosférico acertado.
En el preinfierno —ni el infierno los quiere— se encuentran las almas tristes de los indecisos. Nunca tomaron partido y han descendido sumidos en el anonimato.
No supieron elegir entre el bien y el mal —elección obligatoria desde el punto de vista teológico— y se han quedado persiguiendo un trozo de tela. La proyección de una calavera-máscara, rodeada por un enjambre indefinido de zumbidos fuertes y penetrantes, remite al castigo que se inflige a los cobardes: correr desnudos, atormentados por tábanos y avispas. La lectura política es evidente, ahora y aquí.
Después, en la orilla del Aqueronte, ven cómo el temible barquero recoge a los pecadores —“anime prave”— que no temen a Dios. En el próximo canto, Dante estará en la otra orilla, pero eso ya no nos lo recitará Albert Vidal.
Con este Inferno, que recrea el inicio del descenso dantesco a los infiernos, el recitador nos hace viajar hasta los fundamentos de la cultura occidental. La propuesta constituye todo un triunfo de la palabra, el gesto y el poder performativo de la voz. A ratos, el rapsoda-actor avanza a empujones y rodando; en otros momentos, aparece tenso en la alegría de la revelación.
También se muestra atemorizado, compasivo, lastimero, abrumado por el sueño.
Tras los aplausos, Vidal invitó al público de Tárrega a un canto telúrico, guiando su voz “como el vuelo de los estorninos”. La acción puede leerse como una demanda de compromiso crítico o un conjuro contra la cobardía a través del poder de la imaginación.
“Inferno constituye todo un triunfo de la palabra, el gesto y el poder performativo de la voz”.
Traducción realizada mediante inteligencia artificial (ChatGPT)
RECOMANA. ANA PRIETO. 21/09/2025
EL CASTIGO DE LOS COBARDES
Albert Vidal (que ronda los 80 años) es una bestia escénica que ha sentido la necesidad moral de expresarse nuevamente en los escenarios como un compromiso con la humanidad, desde una creencia extrema. Por ello, invita a entonar un canto telúrico como acción de inteligencia colectiva, tras los calurosos aplausos. Entiende que la sociedad está desorientada y que su deber moral es advertirlo. Por eso, ha escogido un fragmento del Inferno de Dante en el que se señala que los cobardes (los que no saben tomar decisiones valientes) acabarán apiñados a las puertas del infierno, sin posibilidad de redención.
“Seguir banderas absurdas y perder el espíritu crítico condena a vagar en la eternidad”.

La plaza de los Comediantes es la demostración más evidente del respeto hacia los artistas que han abierto camino a las artes callejeras en Cataluña. Si, en esa misma plaza, Joan Font impartió una clase magistral de máscara en El vendedor de humo (2023), repasando la historia de la compañía, este año ha sido Vidal (con una carrera que se remonta a los años setenta) quien ha desplegado su habilidad de orador con gesticulaciones casi expresionistas a partir de los tres primeros capítulos del Inferno.
Vidal, que se hizo célebre por su intervención El hombre urbano junto al Zoo de Barcelona (1985), exponiéndose junto a elefantes, primates y delfines, se inició en 1997 con el canto telúrico y viajó al Himalaya, donde pasó unos 15 años. Regresaría con El príncipe (TNC, 2003), como una especie de mesías escénico, combinando provocación y juego con un rigor en la puesta en escena que mantiene también en Inferno. En el Temporada Alta reescribió Joan de l’os (2008).
Traducción realizada mediante inteligencia artificial (ChatGPT)